Por J.P. - 2025-08-16
Es raro caminar por una cuadra de la ciudad y no encontrarse con alguna baldosa rota o directamente con la vereda en mal estado, lo que nos obliga a circular haciendo esquives para no tropezar y caer.- En una palabra, es casi imposible caminar sin mirar constantemente hacia abajo.-
La situación es desde ya complicada y resulta una penuria para adultos y mayores de edad o peatones con alguna discapacidad motriz. Pensemos en los vecinos que se desplazan con bastones, muletas o en sillas de ruedas.
Hace falta una mirada sobre los espacios por donde caminan los ciudadanos. En una gran mayoría las obras que realizan distintas empresas, no acompañan con la renovación de las veredas.- La circulación peatonal está llena de molestias y peligros.
Las veredas de viviendas antiguas desocupadas y de obras paralizadas se encuentran en pésimas condiciones. Las veredas peatonales deben tener segura continuidad en su mantenimiento sea del frentista o de las autoridades municipales.-
Las normativas y los reglamentos de edificaciones privadas establecen que el cuidado de las veredas es responsabilidad de sus dueños, por lo cual siempre que se encuentren rotas o generen riesgos para los peatones, es el mismo propietario el encargado de resolver el inconveniente. Está en la mayoría de los casos no ocurre y la respuesta no se produce en forma generalizada, entonces el municipio debería procurar la reparación, y luego proceder a cobrársela por vía legal a los titulares que desatendieron su responsabilidad.
Sabemos que esta situación es difícil y complicada, pero de una vez por todas debe intentarse para ir poniendo fin a una situación que se ha generalizado en extremo.-